Establecer límites a la conducta de los niños/as , hacerles conocer las normas, indicarles lo que está bien o lo que no, es algo positivo. No se trata de ser «sargentos», «autoritarios» o «intransigentes», se trata de hacer ver a nuestro pequeño/a que no lo puede tener todo, que existen unas normas que rigen la convivencia, que hay cosas que no puede hacer porque no son seguras…
Si queremos que nuestros hijos sean felices de mayores debemos educarles en el esfuerzo y la responsabilidad. Los límites, a su vez, les harán más tolerantes a la frustración y facilitan que se adapten mejor a los cambios.
Enseñar límites supone ejercitarse en la Paciencia. No es un trabajo de un día para otro, hay que educar y establecer límites toda la vida. Ser educadores (padres, maestros, educadores, cuidadoras…) es un arduo trabajo que requiere ser firmes a la vez que flexibles y cercanos; firmes en mantener nuestra postura, en no ceder ante una sonrisa,un enfado, unas lágrimas… cuando sabemos que estamos educando y que deseamos el bien futuro; a la vez que debemos ser flexibles y cercanos para facilitar el descubrimiento, la experimentación y la manipulación del entorno que son imprescindibles para el desarrollo cognitivo de nuestro bebé, pero siempre alerta y extremando la Seguridad.
¿Cuándo empiezo a poner los límites? Desde bien pequeñitos porque como afirman psicólogos y pedagogos, si no establecemos ningun límite al niño/a ants de los 3 años, después ya es demasiado tarde.
Al igual que hablamos con los bebés para que aprendan las reglas de la comunicación y asimilen el significado de las palabras, también debemos hacer entender a nuestro bebé-niño/a lo que está bien y lo que está mal, lo que puede hacer y lo que no. Al principio su comprensión verbal es limitada, pero por nuestro tono de voz (sin gritar, pero firme) y nuestra expresión facial y corporal será capaz de entender que no nos gusta lo que está haciendo. es una tarea difícil, lo más sencillo sería dejarle hacer lo que él quisiera, pero así es nuestra labor como educadores.
Para mí lo difícil como madre y como maestra es encontrar ese «término medio»: pongo límites, pero también dejo que disfrute, experimente y descubra nuevas cosas.
¿Pensáis que los límites son necesarios? ¿Cuándo empezasteis a aplicarlos con vuestros hijos/as? Vuestros comentarios son importantes para mí 🙂