¿Cuándo empiezo a poner límites a mi hijo/a?

Establecer límites a la conducta de los niños/as , hacerles conocer las normas, indicarles lo que está bien o lo que no, es algo positivo. No se trata de ser «sargentos», «autoritarios» o «intransigentes», se trata de hacer ver a nuestro pequeño/a que no lo puede tener todo, que existen unas normas que rigen la convivencia, que hay cosas que no puede hacer porque no son seguras…

Si queremos que nuestros hijos sean felices de mayores debemos educarles en el esfuerzo y la responsabilidad. Los límites, a su vez, les harán más tolerantes a la frustración y facilitan que se adapten mejor a los cambios.

Enseñar límites supone ejercitarse en la Paciencia. No es un trabajo de un día para otro, hay que educar y establecer límites toda la vida. Ser educadores (padres, maestros, educadores, cuidadoras…) es un arduo trabajo que requiere ser firmes a la vez que flexibles y cercanos; firmes en mantener nuestra postura, en no ceder ante una sonrisa,un enfado, unas lágrimas… cuando sabemos que estamos educando y que deseamos el bien futuro; a la vez que debemos ser flexibles y cercanos para facilitar el descubrimiento, la experimentación y la manipulación del entorno que son imprescindibles para el desarrollo cognitivo de nuestro bebé, pero siempre alerta y extremando la Seguridad.

¿Cuándo empiezo a poner los límites? Desde bien pequeñitos porque como afirman psicólogos y pedagogos, si no establecemos ningun límite al niño/a ants de los 3 años, después ya es demasiado tarde.

Al igual que hablamos con los bebés para que aprendan las reglas de la comunicación y asimilen el significado de las palabras, también debemos hacer entender a nuestro bebé-niño/a lo que está bien y lo que está mal, lo que puede hacer y lo que no. Al principio su comprensión verbal es limitada, pero por nuestro tono de voz (sin gritar, pero firme) y nuestra expresión facial y corporal será capaz de entender que no nos gusta lo que está haciendo. es una tarea difícil, lo más sencillo sería dejarle hacer lo que él quisiera, pero así es nuestra labor como educadores.

Para mí lo difícil como madre y como maestra es encontrar ese «término medio»: pongo límites, pero también dejo que disfrute, experimente y descubra nuevas cosas.

¿Pensáis que los límites son necesarios? ¿Cuándo empezasteis a aplicarlos con vuestros hijos/as? Vuestros comentarios son importantes para mí 🙂

normas

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El valor de un «Gracias»

«De bien nacido es ser agradecido», dice el refrán. Pero el valor de la Gratitud va más allá. La Gratitud es una cualidad humana que nos hace madurar como personas, sentirnos emocionalmente vinculados a alguien y felices de hacer sonreir a los demás. Decir gracias implica el reconocimiento a una labor realizada.

En mi caso esta semana ha sido una semana de agradecimiento: lo he recibido, pero también lo he dado. Todos deseamos hacer nuestro trabajo lo mejor posible y nos esforzamos en ello. Cada día en mi colegio «lucho» por motivar, educar, enseñar y transmitir cariño a mis alumnos/as. Unos días es muy fácil, otros… no tanto.

«Mis niños» son para mí personitas que crecen cada día y necesitan de mi apoyo en ese camino, también de mi ejemplo, mi sonrisa y , sobre todo, mi cariño. Sí, mi cariño, por encima de letras, números, sumas, restas, formas geométricas…Las emociones, desgraciadamente, son las grandes olvidadas en muchas escuelas.

Por todo esto, recibir un «Gracias» de las familias hace que sientas que tu trabajo está siendo reconocido, que transmites el valor de tu profesión a los demás y que estás rodeada de grandes personas. Pero también dí las «Gracias» a Aurora, la «profe» de mi peque por hacerlo sentir feliz y protegido, por su dedicación y porque sé lo dura y poco reconocida que es nuestra profesión. Sus lágrimas de emoción me hicieron sentir más unida a ella y muy satisfecha por ser agradecida con las buenas personas que se cruzan en mi vida.

Os dejo ahora una preciosa poesía de agradecimiento que me regalaron mis compañeros del cole, ya que este año cambio de centro:

Te regalamos un lápiz…

porque en este mundo de computadoras

y avances tecnológicos,

el lápiz sigue siendo la forma más sencilla de comunicar tus ideas.

 

Te regalamos un lápiz…

porque tú como maestra

tendrás la oportunidad de borrar y corregirte

cuando te equivoques.

 

Te regalamos un lápiz…

porque a diario

intentas escribir en el corazón

de los alumnos

la ciencia del amor y la bondad.

 

Te regalamos un lápiz…

para que escribas día a día todas esas virtudes

que por naturaleza posees

y descubras lo grandioso

que eres como ser humano…

 

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