Siempre se ha dicho que la Navidad es una época de esperanza e ilusión. De esperanza en que las cosas siempre pueden mejorar y las personas cambiar, de ilusión por el reencuentro, por la inesperado, por la generosidad…
Cuando era niña vivía este tiempo como algo «mágico» y mi mayor ilusión, por supuesto, era que pronto llegarían los «Reyes Magos», pero ahora me doy cuenta que lo mejor no eran los regalos, no, lo mejor siempre fue la espera, dejando volar la imaginación al lejano Oriente desde el que los Magos emprendían su camino.
Pasan los años y vas perdiendo la ilusión, nos volvemos más «racionales» y la Navidad ya no nos llena con su magia. La ilusión y la esperanza nos hacen mucha falta dentro de nuestro agitado día a día. ¿No es la ilusión lo que nos hace avanzar y luchar por aquello que queremos conseguir? ¿No es la esperanza en el cambio lo que nos hace confiar en los demás y en nosotros mismos?
La magia puede volver, es muy sencillo, revive la Navidad a través de los ojos de un niño. Cuando eres madre surge la «chispa» de nuevo en tu corazón, simplemente mirando la sonrisa de tu hijo que ve las luces de la calle, su alegría cuando se decora el árbol y se coloca el Belén, su impaciencia cuando falta poco para que lleguen los «Reyes».
No perdamos nunca la ilusión, seamos siempre un poco niños e intentemos mirar al mundo con nuevos ojos.
¡Feliz 2014!!!
Feliz año, familia! La verdad es que la ilusión mueve más enérgicamente el mundo, así que visto lo visto… que 2014 nos traiga mucha para todos (por suerte es contagiosa, así que si uno admira a un hijo acaba aprendiendo a ver las cosas también desde esa perspectiva) 😉
Feliz Año para tu preciosa familia también y que no perdamos nunca la ilusión de descubrir las cosas como si fuera la primera vez!!