Se acerca el final de curso y muchos padres piensan en hacer un regalo a sus hijos por los buenos resultados obtenidos. Se trata de un premio o recompensa por el esfuerzo que ha realizado durante 9 meses. En principio, no parece mala idea…
Muchas veces me planteo, observando a los niños de mi escuela o a los de mi familia, si realmente valoran estos regalos. Es tal la cantidad de juguetes, videojuegos, tabletas… que reciben, que acaban por no prestar demasiada atención a ninguno de ellos.
Recuerdo que un año que estaba trabajando en un colegio situado en un barrio de clase media-alta en Alicante, a cuyos niños no les faltaba de nada hicimos una actividad en clase que consistía en escribir una Carta a los Reyes Magos. ¿Y qué pensáis que pedían? Pues muy sencillo, nada material. Simplemente que sus papás no trabajaran tanto y pasaran más tiempo con ellos. Da que pensar, ¿verdad?
Pero, ¿cómo podemos conseguir que los niños valoren los regalos que reciben?
Nos encontramos en una sociedad que nos incita al consumo y los niños no están libres de esta fiebre consumista.
– Podemos ayudarles dando ejemplo, moderando nuestros gastos y caprichos. Como todos sabemos los niños aprenden la mayor parte de las veces por imitación.
– Limitar el número de regalos, muchos juguetes no harán más felices a nuestros hijos. Al contrario, la espera, la ilusión por recibir mi regalo es más importante que el número en sí y me hace valorarlo más.
– Dar a los niños la posibilidad de escoger un sólo regalo entre varios que les gusten y razonar con ellos el por qué de esta elección (precio, necesidad, ilusión que nos hace…).
– Mostrarles que hay muchos juguetes interesantes que no aparecen en los spots televisivos ni en las revistas.
– Apostar por regalos sencillos, e incluso, elaborados por nosotros mismos: una simple tarjeta decorada con una nota felicitando al niño por su trabajo o diciéndole cuánto lo queremos puede ser para él mucho más significativo.
Y recordar siempre, que comprar a nuestros hijos todo aquello que nos piden no les va a hacer más felices, al contrario , se volverán poco tolerantes ante la frustración y no valorarán nada de lo que tengan. Además tampoco nos van a querer más, no podemos sustituir nuestra falta de tiempo para dedicarles o nuestro amor: un beso, un abrazo, un te quiero por el mejor juguete del mercado.
Totalmente de acuerdo! Yo sí soy de las que le compro un regalo por su esfuerzo. Antes de que le den las notas para que no lo asocie a los números, y siempre algo que desea desde hace tiempo. Por ejemplo ahora una peonza que nos ha tocado buscar por media ciudad para que fuera del color que quería 😉 No me supone ningún problema porque para ello le estamos educando todos los días sobre el valor de las cosas y es un niño que no suele pedir nada. Así que para él, una simple peonza supone la recompensa por haberse esforzado, pero una valoración de ello con algo que sabe apreciar no por su precio, sino por su valor.
Feliz semana!
Seguro que tu niño será mucho más feliz con su peonza que con mil regalos carísimos que nunca llegaría a valorar. Feliz semana a ti también!!