Esta semana me he encontrado en el colegio con el NO TAN EXTRAÑO caso del ABUELO SOBREPROTECTOR, pero llevado al límite de lo irreal. Una de las niñas de mi clase (4 años), sufre el acoso continuado de un abuelo sobreprotector. “Acoso continuado” o bullyng (muy de moda en T.V.) , así es como califica el abuelo de la niña a alguna “peleilla” de niños que discuten porque quieren el mismo rotulador rojo o que se gritan “Tonto” porque uno de ellos ha cogido el rodillo de la plastilina y no lo quiere compartir.
Éste no es un caso tan aislado como podría pensarse, de hecho, casi a diario surgen en el aula voces de abuelos o padres indignados. Lo sorprendente e irreal de este acontecimiento es que al hablar con los padres de la niña de lo sucedido e informarles de las “quejas” del abuelo ellos se han desvinculado totalmente de las opiniones del abuelo calificándolo de “DEMASIADO SOBREPROTECTOR”. Y lo realmente escandaloso, es que la niña pasa la mayor parte del día con los abuelos porque sus padres trabajan y la recogen a la hora de cenar. Y no digo que sea escandaloso porque los abuelos se hagan cargo de la niña, hoy en día en casi todas las familias ambos padres trabajan y hay que ingeniárselas cómo se pueda para que el niño esté lo mejor atendido posible mientras trabajamos. Es escandaloso porque tienen ideas totalmente diferentes de cómo quieren educar a la niña, los padres quieren que sea autónoma e independiente; el abuelo tiene miedo a que la niña sufra o se haga daño y la sobreprotege en exceso.
A ser independiente y autónomo se aprende. Los educadores (padres, profesores, abuelos…) somos los responsables. Los educadores sobreprotectores se anticipan a las acciones del niño y no le dejan hacer las cosas solo. Lo hacen porque no quieren que sufra o se haga daño y piensan que de esta manera lo cuidan mejor o lo quieren más. Los educadores NO sobreprotectores queremos que nuestros hijos o alumnos sean independientes y que desde pequeñitos no dependan de los demás, que sepan desenvolverse en sus rutinas diarias, que tengan pequeñas responsabilidades que les ayuden a crecer, sepan defenderse y también luchar contra los problemas que puedan surgir. Ser NO Sobreprotector no es nada fácil, muchas veces tienes que luchar contra ti mismo para no hacer las tareas o pequeñas responsabilidades de esa personita, es más fácil y también más rápido. Pero nuestro objetivo es que ese niño cuando crezca sea independiente y tenga éxito en lo profesional y personal, en definitiva, que sea FELIZ.
Yo a veces creo que la sobre protección se debe a un pensamiento de ver al niño como un ser indefenso, una tendencia a sentir pena con cualquier cosa que pueda ocurrir y que lo lastime… en definitiva, con una visión en negativo hacia él. Creo que al niño hay que verlo en positivo, con una potencialidad enorme de aprendizaje, con una fe en el camino que recorrerá. Es entonces cuando no lo protegeremos en exceso, sino que lo acompañaremos emocional y físicamente en su aprendizaje vital. No lo arropo y abrazo tanto que le impida desplegar las alas que tiene, sino que lo enseño a volar y a hacerlo en su capacidad y en su libertad.
Creo además que la sobre protección los impide desarrollar habilidades emocionales.
Un abrazo!
Totalmente de acuerdo contigo, se trata de educarles, inculcarles unos valores… pero hay que dejarles volar solos…